Un amor fantástico
- M. Fernanda M. Anguiano
- 19 may 2015
- 2 Min. de lectura

Había un joven llamado Cristhian, el cual tenía una novia llamada Anastacia. Ambos se conocían desde que eran muy pequeños. Solían pasar tardes enteras contemplando las nubes, arrojando rocas al lago Victoria o corriendo sin césar a través de verdes pasturas con la inocencia a flor de piel. Al llegar a la adolescencia, el sentimiento que cada uno profesaba por el otro se volvió bastante evidente y al caer de un atardecer, Cristhian confesó su amor a Anastacia. Se besaron dulcemente y comenzaron su relación. Después de cinco años de noviazgo decidieron casarse. A esa boda asistieron todos sus amigos, compañeros y familiares. Durante 3 años decidieron viajar por los países que consideraban más interesantes como: Londres, España, Colombia, Brasil, Rusia, Estados Unidos, Argentina, Irlanda, Australia, Canadá, Madagascar, Grecia, Roma y Alaska. Regresando de su último destino decidieron empezar a formar una familia y la joven se embrazó de su primer hijo. Nació el 30 de abril y lo llamaron Luck, cinco años después tuvieron al segundo, llegó al mundo el 24 de julio y fue nombrado Sebastián y su último hijo llegó el 13 de marzo y lo nombraron Niall. Vivieron un tiempo en Chicago por que Cristhian era un empresario muy importante ahí. Tenía aficiones caras y arriesgadas como por ejemplo: planear aviones y helicópteros, lanzarse del bongi, esquiar, practicar paracaidismo, rapel y navegar botes, por mencionar algunas. Anastacia era una mujer muy culta ya que le encantaba leer por lo que estudió Letras Inglesas. Trabajaba en una editorial muy prestigiosa llamada “Blitz”. Pasó el tiempo y Luck, su primer hijo, decidió estudiar Ingeniería Industrial, cursaba su último año, Sebastián estudiaba el tercer año de preparatoria y Niall asistía al primero de la misma. Los tres eran muy unidos, a pesar de su Luck y Niall se llevaban siete años de diferencia. Siempre estaban juntos, en cambios diferencias de edad. Cuando todos terminaron sus carreras y comenzaron a formar sus familias Cristhian y Anastacia decidieron irse a vivir a Canadá, ya que descubrieron en ese lugar un ambiente bastante tranquilo al visitarlo por primera vez en su juventud por lo que habían pactado refugiarse ahí al llegar la vejez. Al recordar todo lo que habían logrado en sus vidas se llenaban de orgullo y les embriagaba una inmensa felicidad, sobretodo por sus hijos, ya que se habían convertido en hombres de bien. Seis años después de que se mudaran a Canadá, Anastacia murió por un paro cardiaco. Al no poder soportarlo, Cristhian falleció al siguiente año. Desde el cielo ambos cuidan a sus hijos.
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